DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO
MENSAJE DOMINICAL
MONS. GERARDO DE JESÚS ROJAS LÓPEZ
La liturgia en la iglesia tiene todo un conjunto, tiene un proyecto, un proceso. Y Dios nos habla en su palabra en la eucaristía. Y nosotros le contestamos con el salmo Responsorial. Hoy da la clave del salvo responsorial, sobre todo para nuestros días, como diría la misma carta a los hebreos de la lectura de hoy, “la palabra de Dios es viva y eficaz y penetrante como espada de 2 filos”.
¿Por qué digo esto? Porque en el salmo responsorial respondimos, contestamos. “Sácianos, Señor, de Tu misericordia”, cómo hace falta en este momento esa suplica, “Señor, Danos esa misericordia” que tú tienes con nosotros y nosotros con nuestros hermanos.
Muchas son las parábolas que hablan de la misericordia, entre ellas San Lucas, Jesucristo en el Evangelio de San Lucas nos habla de aquel samaritano, el buen samaritano. Que por el camino de Jericó encontró a uno que los bandidos habían golpeado y medio matado, casi le habían dado muerte.
Aquel hombre se bajó de su caballo, le curó las heridas, lo subió en la cabalgadura y lo llevó al mesón y lo dejó ahí. Y le dice al Mesonero, cuida de él y le dio dinero bastante. Y si te falta algo, yo te lo pagaré a mi regreso en la misericordia. Ser compasivos y misericordiosos.
Aquel hombre no solamente le curo las heridas, sino que hizo todo lo posible porque se sanara. Acudimos nosotros a Jesús, que es ese buen samaritano que no nos lleva en su cabalgadura, sino sobre sus hombros, como buen pastor.
Y le pedimos eso a Dios, Señor, así como tú eres misericordioso con nosotros, darnos esa gracia de ser compasivos con los demás, en especial en este tiempo que hace falta.Esa misericordia que hace falta ese respeto. Y continúa el salmo, enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos, a valorar nuestra propia vida y la vida de los demás.
¿Bien, pues eso es lo que aparece en el salmo, pero la Palabra de Dios, qué nos dice hoy?
Aparece en el Evangelio que un hombre se acerca a Jesús y se arrodilla porque se arrodilla uno solo ante Dios. Y le dice, “Maestro, Bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?”. El verbo preferido de Dios es dar el padre celestial. Nos da su hijo para la redención y salvación eterna. Cristo Jesús se nos da a sí mismo en su Cuerpo y en su Sangre en la eucaristía. Cristo Jesús, se entrega, dice la Escritura, habiendo amado los suyos, los amó hasta el extremo, hasta su última gota de sangre, para salvarnos y redimirnos, es dar.
Y lo que aparece aquí, Cristo Jesús le dice a aquél que le pregunta qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. ¿Ya viviste los Mandamientos? Dice que sí, los que le enumera Cristo Jesús dice, desde muy joven, solo te falta una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, entrega ese dinero a los pobres y luego ven y sígueme y no quiso, dice el evangelio. Se regresó a su casa apesadumbrado, entristecido.
Qué difícil es, dice Cristo Jesús, los que tienen su confianza en las riquezas, no los que tienen dinero, los que tienen como única prioridad, como única seguridad, el dinero. Puede ser que alguien sea muy pobre, pero de eso que tiene no se quiere desprender.
Cristo hoy nos enseña a ser generosos y desprendidos. Qué difícil es entrar al Reino de Dios cuando estemos apegados a una persona a una cosa, al dinero. Alguien tiene su confianza, quizá en su negocio no se puede acabar. Alguien tiene su confianza en la certeza de que tiene salud, puede venir a menos lo único que no falla, como dice Santa Teresa, donde está Dios no falta nada, solo Dios basta.
Regresemos a Dios, con el corazón limpio y generoso, como dice el mismo salmo, enséñanos a valorar lo que es la vida y seremos sensatos y prudentes. La vida es Cristo Jesús, la sabiduría es el Señor y en él lo tenemos todo, que él nos proteja, que él nos ampare y que nos enseñe a valorar la vida y a ser compasivos y misericordiosos como lo lo es él con nosotros.
Así sea.